domingo, 14 de octubre de 2018

Las abejitas

Yo tenía unas abejas
dentro de un barril;
se me fueron las abejas
y quedo el barril.
Madrugué una mañana
por el mes de abril;
me encontré con una abeja
dentro del jardín.
Yo le dije; --abeja de oro,
¿qué hace usted aquí?
Y ella dijo: --¿Abeja de oro?
Yo no soy abeja de oro,
ni lo quiero ser,
por que las abejas de oro
no fabrican miel.

Canción popular

jueves, 11 de octubre de 2018

Un chispazo a los recuerdos

Hacía ya mucho tiempo que había estado buscando por diversos lugares de internet los libros que utilizamos los alumnos de primaria a finales de los 80´s y principios de los 90´s, en mis búsquedas lo más que lograba era encontrar era alguna que otra hoja escaneada, que me hacía recordar esos momentos que con tanta emoción hojeaba aquellos libros. Recuerdo que yo nunca fui un alumno de puros 10, sino un alumno “normal” que si bien sacaba buenas calificaciones, había materias que de plano no me gustaba, en los primeros años de preescolar y primaria, era matemáticas, pero ya llegando a 3 o 4, cambio mi forma de pensar y se convirtió en una de mis materias favoritas y no necesariamente era excelente para las matemáticas, pero la emoción que se siente al resolver un problema era algo indescriptible.

Sin embargo, tengo grandes recuerdo de los libros que solía utilizar, recuerdo que aun de pequeño guardaba los libros de un año a otro, incluso mientras podía logre guardar libros de 2do o 3ro hasta que ya estaba en la secundaria, mas sin embargo con el paso del tiempo, terminaron como muchos otros en la basura.

Cuando comencé a dar clases, que aunque nunca fui maestro titular en primaria, sino más bien maestro de computación, me toco dar cursos de verano y fue cuando me di cuenta que los diversos métodos y lecturas que se solían utilizar, desde mi punto de vista hubiesen servido muchísimo a esta nueva sociedad. Ya que algunos de los métodos que ahora se utilizan, a mí me parece que no dan los mismos resultados.

Volviendo al tema original del post, el día de hoy por fin encontré lo que tanto había buscado, los libros de primaria que utilice cuando la curse, comencé a hojearlos y, desde la primer instancia fue un shock de recuerdos, que casi podía escuchar los antiguos sonidos de los salones de clase, el olor a gis, el maravilloso olor de los libros nuevos me traslado a aquel momento en que apenas tenía unos 5 o 6 años. Aquellos dibujos realmente feos, pero que tienen un ángel especial, me hicieron recordar tantas cosas. Ahora veo los libros como una maravilla, con un gran cariño y que a pesar de que los dibujos no son precisamente excelentes, transmite algo muy especial que solo aquellos que los utilizamos, podremos entender.

Por otro lado, también me llamo mucho la atención, como los libros contenían muchas fotografías, de los niños de la época, realizando acciones que ahora retratarlos en un libro sería algo impensable e incluso indecente, como por ejemplo en uno de los libros de primaria, estaba una imagen del nacimiento de un bebé y a un lado, la imagen de una mujer amamantando a un bebé. Y es cuando te preguntas, en que momento el alimentar a un bebé se convirtió en algo obsceno, indecente y tan criticado.

bebe
Seguí hojeando los libros y cada vez, me maravillo más de su contenido tan simple, pero tan lleno de saber, tan bien cuidado cada uno de sus elementos, te hacían pensar, imaginar, crear y construir tantas cosas, cada hoja me transporta al pasado y ahí me quedo entre vagos recuerdos de momentos maravillosos.

En próximos post, iré subiendo información, imágenes de aquellos libros de antaño, las lecciones (Como solíamos llamar a las historias y lecturas que las maestras nos hacían copiar a mano en el cuaderno)

La historia de los dos que soñaron

Cuentan los hombres dignos de fe (pero sólo Alá es omnisciente y poderoso y misericordioso y no duerme) que hubo en El Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que todas las perdió, menos la casa de su padre, y que se vio forzado a trabajar para ganarse el pan. 

Trabajó tanto que el sueño lo rindió debajo de una higuera de su jardín y vio en el sueño a un desconocido que le dijo:

-Tu fortuna está en Persia, en Isfaján; vete a buscarla.

A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el largo viaje y afrontó los peligros de los desiertos, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres. Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita. Había, junto a la mezquita, una casa y por el decreto de Dios Todopoderoso una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y las personas que dormían se despertaron y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros huyeron por la azotea. El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre de El Cairo y lo llevaron a la cárcel. El juez lo hizo comparecer y le dijo:

-¿Quién eres y cuál es tu patria?
El hombre declaró:
-Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es Yacub El Magrebí.
El juez le preguntó:
-¿Qué te trajo a Persia?
El hombre optó por la verdad y le dijo:
-Un hombre me ordenó en un sueño que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján y veo que la fortuna que me prometió ha de ser esta cárcel.
El juez echó a reír.
-Hombre desatinado -le dijo-, tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo fondo hay un jardín. Y en el jardín un reloj de sol y después del reloj de sol, una higuera, y bajo la higuera un tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo, has errado de ciudad en ciudad, bajo la sola fe de tu sueño. Que no vuelva a verte en Isfaján. Toma estas monedas y vete.

El hombre las tomó y regresó a la patria. Debajo de la higuera de su casa (que era la del sueño del juez) desenterró el tesoro. Así Dios le dio bendición y lo recompensó y exaltó. Dios es el Generoso, el Oculto.

FIN

martes, 9 de octubre de 2018

Dicen que así nació el cocodrilo

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En medio de la selva estaba tirado un tronco de cocotero. Hacia varios días que el huracán lo había tirado y así permanecía, temeroso que vinieran los hombres con sus hachas a hacerlo pedacitos.
Una mañana calurosa se oyeron pisadas sobre la hojarasca. El tronco tembló de miedo, y tan grande fué su temblor que empezó a rodar hasta llegar a un pantano que está cerca. Y pensó: “¡Qué bueno! Aquí puedo esconderme sin que los hombres me descubran”.
Se acomodó entre el agua fangosa. Sólo cuando las piadas de los hombres se alejaron, el tronco se atrevió a mirar para afuera.
Estaba tan bien ahí en lo húmedo, y hacia tanto calor en la selva, que decidió quedarse adentro un poco de tiempo. Y empezó a ponerse verdoso. La lama del agua iba quedándose entre sus escamas de árbol. Más tarde se dio cuenta que iban naciéndose cuatro retoños, dos a cada lado del cuerpo.
-¡Qué bueno! –pensó- ¡Creo que me estoy convirtiendo en animal! buscaré un nombre que recuerde mi origen. Me llamaré “cocodrilo”.
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Pepe Pecas

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Pepe Pecas
pica papas
con un pico,
con un pico
pica papas
Pepe Pecas

Tres Tristes Tigres

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Tres tristes tigres
tragaban trigo
en tres tristes trastos,
sentados en un trigal.

Sentados en un trial,
en tres tristes trastos
tragaban trigo
tres tristes tigres

Trabalenguas



Guerra tenía una parra

y Parra tenia una perra;

pero la perra de Parra

rompió la parra de Guerra.

parra

Guerra pegó con la porra

a la perra de Parra.


-Oiga usted, señor Guerra,

¿por qué ah pegado con la porra

a la perra de Parra?


-Porque si la perra de Parra

no hubiera roto la parra de Guerra,

Guerra no hubiera pegado con la porra

a la perra de Parra.